Son muchas las cuestiones que debemos hacernos y tener presentes a lo largo del proceso creativo. A la hora de crear un personaje sucede lo mismo. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo ocurrió? ¿Dónde trancurre su vida?
No obstante, la pregunta más importante que debemos hacerle a cualquiera de nuestros personajes es: ¿Por qué?
Cuando somos niños, vemos en los cuentos personajes muy malos y muy buenos, así, a través de ellos el niño absorbe ciertos valores morales. Esto está muy bien, pero si lo que queremos crear es una narración para adultos debemos tener clara esta máxima: "Ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos". Todos tenemos una serie de motivaciones, una alegre cantidad de porqués.
Al crear un personaje trata de "no crear un personaje", sino una persona.
《¿Por qué Paul hace esto? ¿Por qué quiere hacerlo? ¿Por qué teme al hacerlo? ¿Es porque se siente vulnerable? ¿Por qué se ha convertido "el malo" en el malo?》.
Cuanto más realista sea "el alma" de tus creaciones psicológicas, más llegará al lector y a sus propias emociones. Un dato a tener en cuenta también para las ambientaciones más fantásticas, pues cobrarán más cuerpo y tendrás material suficiente para pensar y hacer pensar...
Un ejercicio que recomiendo - y que personalmente utilizo en ocasiones - para esos momentos en los que estás algo atascado con "Paul", o con "Jesse", o con "Carmelita", es el siguiente: Sienta a tu personaje en una sala vacía y... habla con él. Tan "simple" como eso. Pregúntale, indaga en su psique a moldear, cuestiónale acerca del sentido de sus actos.
En el momento en que entiendes a tus personajes, ellos escriben la obra.
Corina Morera
'La Puerta Perdida'.
Eldivándelescritor.es
0 comentarios:
Publicar un comentario